ATENCIÓN AL PACIENTE

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Factores Socio-económinos

A primera vista, una de las soluciones más fáciles y eficaces al problema de la infertilidad sería el corregir el factor edad de la mujer. Es decir, el promocionar que las parejas tengan hijos a edades más tempranas, cuando la tasa de fertilidad y embarazo es mayor, y evitar que las parejas se vean obligadas a retrasar el momento de la maternidad por razones socio-económicas. Para ello, las instituciones públicas deberían dar incentivos a parejas jóvenes (sobre todo a aquellas que todavía no han tenido hijos o que tienen problemas de infertilidad) a la hora de tener hijos. Estos incentivos podrían consistir en ayudas económicas para comprar vivienda, cubrir costos de guarderías, ayudas a la educación de los hijos, etc. Otra forma de corregir el factor edad sería el facilitar que la sanidad pública establezca conciertos con centros de reproducción asistida privados para evitar la demora resultante de las listas de espera en centros públicos, sobre todo en parejas en las que la mujer tiene más de 37 años de edad.

Otra medida efectiva sería el evitar o al menos reducir la exposición a aquellos factores medioambientales que son gonadotóxicos y que conllevan a un aumento en la tasa de infertilidad. La solución a este problema es más compleja ya que requeriría de un mayor control de los productos químicos y materiales utilizados en la conservación y envasado de los alimentos, grado de contaminación atmosférica, un control más riguroso de los factores de riesgo en el medio laboral, etc. Este control sería altamente costoso y políticamente inviable, al menos en estos momentos dados los intereses creados. Por ejemplo, el uso de energía alternativa y la eliminación del petróleo y productos derivados del mismo del medio industrial tendría un efecto importante a la hora de eliminar un gran número de xenobióticos que actualmente nos inundan e impactan en nuestra salud ya sea reproductiva o a nivel global. Sin embargo, parece ineludible que los países desarrollados, dada la estructura socio-económica en la que se mueven, estén abocados a un aumento progresivo en la tasa de infertilidad determinada principalmente por la inseguridad laboral (que va a resultar en un aplazamiento de la maternidad y un descenso en la frecuencia de relaciones sexuales) y la exposición contínua a xenobióticos (pesticidas, estrógenos, tóxicos industriales, tabaco, radiación, etc.) derivados de una sociedad industrial que no le está dando una solución satisfactoria a la contaminación medio ambiental. El conflicto de intereses políticos y económicos que existe en lo que se refiere al control de la producción y consumo de xenobióticos hace que la solución a este problema no solo sea difícil de implementar sino que además vaya en aumento.

Otro factor importante que disminuye la producción de espermatozoides en el testículo son las temperaturas elevadas. Los testículos se encuentran fuera de la cavidad abdominal para mantener la temperatura por debajo de los 37ºC (la temperatura intratesticular es de unos 35.5ºC). El aumento de la temperatura por encima de estos valores puede resultar en una disminución en la producción de espermatozoides y en un aumento del daño de membrana y del DNA espermático. Esto se podría inducir con el uso de saunas, jacuzzis, ropa interior ajustada, fricción constante en la zona perineal como ocurre en el caso de taxistas, camioneros; el trabajar en la industria del vidrio, cerámica, etc. Existe una entidad clínica que se conoce como varicocele testicular (una especie de varices que se forman encima del testículo) que aumentan de forma local la temperatura del testículo y que también disminuye la concentración de espermatozoides en semen. El minimizar este tipo de factores de riesgo también podría contribuir a mejorar la calidad del semen en estos individuos. Cabría también destacar el efecto negativo que pueden tener los esteroides anabolizantes que se utilizan para el desarrollo muscular, o compuestos con actividad estrogénica que se encuentran en los envoltorios que recubren algunos alimentos (carnes, pescado) o el interior de latas de conserva pueden ejercer sobre la producción de espermatozoides. El uso de estos esteroides puede producir una azoospermia o ausencia total de espermatozoides en el semen, que en algunos casos puede llegar a ser irreversible.

Por último, el facilitar a la población el acceso a test diagnósticos como el FertilMARQ™ para establecer un diagnóstico precoz de la infertilidad podría ser también de gran utilidad ya que podrían tratarse de forma precoz causas corregibles de infertilidad masculina como el varicocele (resección quirúrgica), las infecciones (tratamiento con antibióticos) e infecciones crónicas subclínicas del testículo (tratamiento con antiinflamatorios), el aumento en la producción de radicales libres (tratamiento con antioxidantes), obstrucciones a nivel de las vías espermáticas (corrección quirúrgica), el evitar el consumo de alimentos que podrían estar contaminados con estrógenos, etc. Además estos tests diagnósticos podrían ayudar a establecer el diagnóstico precoz de enfermedades congénitas como la fibrosis quística testicular, el síndrome de Klinefelter, el síndrome de Kallman, etc., que a veces se diagnostican en la tercera década de la vida cuando el hombre acude a la consulta del urólogo, andrólogo o ginecólogo por problemas de fertilidad. En este caso concreto, el diagnóstico de un problema de infertilidad masculina, más que ayudar a tratar este problema, serviría para hacer el diagnóstico precoz de estas enfermedades congénitas y una mejor planificación familiar en las parejas afectadas.